Con
el permiso del Papa,
compartimos
Matrimonio
durante
toda la vida:
en
lo malo y en lo bueno,
en
salud y enfermedad,
en
éxitos y fracasos,
hemos
encontrado siempre
la
total felicidad.
Creemos en el Trabajo,
como
octavo Sacramento
sagrado
y definitivo,
como
nuestro Testamento.
Consecuencias del amor,
sagrados
son nuestros hijos:
cinco
hijos, cinco soles;
cuatro
luces y una estrella,
que
son, la mejor herencia
en
su sangre y en sus genes;
una
corona de gloria,
por
buenos, inteligentes,
honrados,
trabajadores,
profesionales,
amigos,
auténticos
FORJADORES
del
mundo que les conoce:
Fe,
Esperanza y Amor
en
la Familia y la Patria.
Aunque no somos mejores
ni
nos tenemos por tales,
en
la escala de valores,
en
el trabajo y esfuerzo,
lo
intentamos siempre fieles
a
lo que honra a los hombres
y
hace dignas las mujeres.
Fin
del poema
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