martes, 24 de julio de 2012

RECORDANDO A UN SANTO AMIGO, 3


>la pobreza del apóstol
desnudo como Jesús,
la que El nos enseñó
viviendo el Evangelio,
no conoce la molicie
de los fastuosos conventos;
“yo quiero, le dije un día:
vivir los rastros de Cristo
al intemperie de día
y de noche al raso vivo”.

El me miró como hacía,
estando ambos en Perú,
con profundidad insondable:
“Pedro, quizás algún día
yo siga tus mismos pasos,
porque pienso igual que tu”.
 Y ¡vaya si lo cumplió!

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