REFLEXIONES SOBRE “LA COSTA DEL SOL”
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1.000…<>…
(dicho sea de paso)
03)
Crónica
de unas vacaciones, “moviditas”, junto al Mediterráneo andaluz.
Tras
tres escasas horas de viaje, sobe las alas de una ave férrea, mi primer
encuentro con el agua malagueña de Torremolinos,
Torreblanca, el Espigón, Carihuela y las cuatro banderas azules, la
“Distinción Plus” de Fuengirola y la piscina
del Hotel, A,B,C “Bajondillo”, nos resultaron muy agradables, en nuestros
inocentes chapuzones de dos niños grandes.
Lunes,
martes y miércoles, no falté a mi cita con las olas, la brisa y los
chiringuitos; Isabel y yo éramos, como siempre, dos tontos enamorados
hasta el alma, sin olvidar ni un
instantes a nuestros retoños, ya entre los treinta y las cuarenta primaveras,
no en vano hemos vivido para ellos desde que nos atropelló, felizmente, el
dardo del amor.
Las
continuas fotos de los nietos y nietos, desde Berlín, Canarias y San Sebastián,
nos iluminaban con sus juegos, sonrisas pataleos prenatales.
El
jueves, nos visitaba, desde Londres, nuestra primorosa y bella ilusión de
tenerla cerca y disfrutar de sus desvelos y cuidados angelicales; los saludos y
mensajes de “whatsup”,
completaban
nuestros gozo familiar y amistosos, mañanas, tardes y noches.
Toda
va sobre las olas benignas y suaves del “Mare Nostrum”, cuando de repente,
aparece “la nata” cubriendo la superficie de las “supuestas aguas limpias” y nos
vemos obligados a salir hasta la arena, a base de manotazos, mientras una
ruidosa barcaza se nos echaba encima, con su afán de recoger (perdón por el eufemismo popular) la“nata de mierda”, y nos preguntamos
horrorizados:
…
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