NUESTRO COLEGIO
“Isabel Rosillo- Santo Ángel”
AQC. 1.016
ASÍ OCURRIÓ, 43
Di cuenta de mis intenciones y decisión
definitiva, por este orden: mi madre y hermanos, compañeros Sacerdotes, a los
Profesores, Padres de Familia y Alumn@s.
Todos comprendieron, con dos detalles,
dignos de mención:
Un Sacerdote dijo:
1) “¡Ojalá todos tuviéramos el valor de
hacer lo mismo!”
2) Un grupo de Padres y Alumnos, me
acompañaron, después de finalizar la reunión, esa misma tarde. hasta la Sede de
la Conferencia Episcopal y expresaron su opinión ante el señor Obispo:
“Conocemos muy bien al Padre Pedro, por
lo que le rogamos que se permita seguir ejerciendo el Sacerdocio, porque él así lo quiere y nosotros, como es
natural, lo necesitamos.”
Interrumpí la conversación sobre el tema,
aludiendo razones lógicas,, en orden al proceso eclesiástico, previo a la
concesión oficial de la correspondiente Dispensa y al total conocimiento de todos
los términos del respectivo Rescripto Pontificio, firmado por el Papa.
Así lo vieron, y así ha sido, y es, en
la realidad de mi vida.
Al expresar mi voluntad de no seguir dando clases en
el Colegio, los padres de familia dijeron una frase que, dada su dimensión
aleccionadora, jamás he logrado olvidar, pues demuestra el sentir religioso de
mucha gente:
“¡No te dejaremos marchar!; si lo has hecho tan bien,
como Sacerdote, lo harás aún mejor, como padre de familia.”
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