viernes, 8 de diciembre de 2017


INTERMEDIO
AQC.1056

FESTIVIDAD de la INMACULDA. 02

No tengo magia en las manos ni cartas escondidas en la vieja manga de mi raída chaqueta de viajero andante por miles de vericuetos senderos, como un empedernido buscador de los secretos del Gran Desconocido y las llagas sangrantes de cien millones de hombres y mujeres que, sin saberlo, son también inquietos buscadores, como yo, del Hacedor y Padre de este  tan maravilloso e imperfecto Universo, que sigue esperando a perfeccionarse con nuestra imprescindible y limitada capacidad de colaboración, sin comprender que la Fe ni se enseña, ni se imita ni se compra; es un Regalo personal e íntimo que, todos recibimos al crecer y sólo tenemos  que percibir y cultivarlo.

El mal pensar, decir y hacer de la raza humana, exigió que ÉL, se hiciera uno de los seres humanos de este Cosmos, y que, es igual en todo a nosotros, excepto en la maldad; por eso mismo no podía nacer como nosotros.

José no intervino en el momento de la humana CONCEPCION de Jesucristo, ya que su naturaleza divina no permitió que su ser fuera infectado de nuestro virus congénito de maldad.

Para entender esto, no es necesita magia ni argumentos, sino ese rayito de luz que, con  inusitado misterio, llamamos Fe.

José no intervino como padre biológico de Jesús, sino que el Espíritu, el Amor recíproco entre el Padre y el Hijo, suplió a José, con el poder infinito, con que inició la existencia de todas las cosas, visibles e invisibles.

No tengáis miedo, si no lográis comprender lo que acabamos de leer; ¡hay tantas cosas que ni nosotros, ni siquiera los más encumbrados investigadores y científicos, han comprendido, ni comprenderán nunca jamás.

Dejaos llevar por vuestro instinto espiritual que, aún sin ver, late en cada uno de nosotros que, de forma viva, grita en el fondo de nuestras inquietudes, dudas y temores.

Tendremos tiempo y oportunidad de profundizar más. en estos secretos deseos, sospechas y certidumbres interiores que todos y cada de nosotros; vive, confía y deja vivir y confiar a los demás.

Quiero dejar claro que, como la Iglesia está gobernada por hombres, a veces tan débiles y pecadores, no puede dejar de estar asistida por el Espíritu Santo; de aquí que, guiada por Él, ellos tuvieron que rectificar, más de una vez, sus torpes actuaciones históricas; lo que, humildemente, tanto honra a la Iglesia y a sus hijos, los que, sin duda, muchas veces, afirmamos una cosa y hacemos la contraria.
Nueva visión.20 > No somos jueces de conductas ajenas, ni nos corresponde poner puertas al campo y menos dar soluciones políticas a los problemas nacionales.
Nueva visión.21 > > Afirmamos que, sin pretensión alguna, las soluciones a los problemas de convivencia y proyectos de futuro, no dependen de una sola persona.

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