Creo
que se ha cumplido la voluntad del Padre.
Si así lo deseas, podemos avanzar en un diálogo sincero, impregnado de amor a Dios y a la Iglesia, nuestra Madre y Maestra.
El día 28 de setiembre de 1.976, tras
varios meses de espera, entregué a mi Obispo de Guadix un nuevo documento
confirmando nuestra mutua decisión, tanto de Isabel S. P. y mía, de elegir la
Arquidiócesis de Madrid, para contraer Matrimonio Canónico, dada la facilidad
ofrecida por él mismo, evitando así viajar a Guadix. con todo lo que ello
suponía de gastos y movimientos familiares, y dadas las evidentes
circunstancias de que la mayoría de la familia residía en Madrid.
Una boda íntima
familiar, a la que sólo asistieron los dos
Sacerdotes celebrantes, y el Delegado Episcopal de la Arquidiócesis de
Madrid, según recomendación de la
Iglesia.
Isabel y yo hicimos
las lecturas y las preces de los fieles, recibimos la Eucaristía bajo las dos
especies y celebramos el acontecimiento con un sencillo, pero rico, banquete
nupcial en Salones Príncipe, del famoso Restaurante “LA MINA”, en el barrio de
Alpajés, del Real Sitio de Aranjuéz.
El Sacramento de
muestro Matrimonio Canónico tubo lugar, tras las Lecturas bíblicas, Isabel hizo
la primera y yo la segunda, en la celebración de la Eucaristía, a las 12 horas del
día sábado, 30 de octubre de 1976.
…….
Nunca estuve en contra de la Ley del Celibato, pero mi vocación sacerdotal
estuvo ligada desde el principio de la realidad apostólica, en que Sacerdocio y Matrimonio coincidieron
en la voluntad y práctica del mismo Jesucristo; por eso sigo luchando en pro de
una actualización de dicha Ley, respecto a los Sacerdotes Seculares Diocesanos,
respetando el carisma vocacional de cada uno.
ASÍ LO QUISO JESUCRISTO, SEGÚN SU PALABRA Y SU OBRA.
Es uno de los principios renovadores, emanados del Concilio Vaticano II,
que no se están aplicando.
Cuando solicité la Dispensa para contraer Matrimonio Canónico, tuve que
viajar a Roma, donde permanecí un mes, y convencer a la Santa Sede ante una
Comisión Pontificia, creada a tal efecto, de la ortodoxia de mi pensamiento teológico
de que tal Ley no es un Dogma, sino una simple norma eclesiástica, que puede y
debe ser actualizada, según el Evangelio, nuestro máximo código de vida
cristiana; algo de común conocimiento de todos.
¿Por qué?
Con inmensa alegría seguí los comportamientos de los seis últimos Papas, y
sus testimonios a favor del proceso de esta nueva evangelización en el presente
y futuro de la Iglesia.Si así lo deseas, podemos avanzar en un diálogo sincero, impregnado de amor a Dios y a la Iglesia, nuestra Madre y Maestra.
La Santa Sede tiene la palabra, que debemos respetar y acatar con el gozo
de la Fe.
Pedro J. Tortosa Teruel,
Presbítero Casado
Así también lo ha aceptado,
querido y aplicado la Iglesia Católica Romana.
…….
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