miércoles, 20 de abril de 2016

Diálogos en el Vaticano, 24. AQC. 906


Tiempo de espera, 7

Reflexión sobre  SOLICITUD Y DISPENSA

Cuando escribí este texto, era consciente de la dificultad misma que incluía la clara  expresión de mi deseo de seguir ejerciendo el Orden Sacerdotal desde mi futura situación de Casado, una vez dispensado de  mi compromiso con la Ley del Celibato, aceptado y firmado, como estaba previsto, antes de ser ordenado de Subdiácono.

1.- Reconozco y agradezco mucho que la Comisión diera un buen Informe sobre mi, a pesar de los altercados mantenidos en los diálogos vaticanos; es una señal   inequívoca de la fiel rectitud y ortodoxia de mis razones y clara defensa de la Tesis Doctoral; dada la relevancia y la gran autoridad teológica del Doctor Joseph Ratzinger, que hoy es Papa Emérito.

En verdad siempre pensé que, aquella decisión final, siguió tal camino en mi favor por la valoración y gracias a la respectiva intervención de la cabeza teológica más acertada de los cien últimos años de la Iglesia Católica.

2.- Un elemento irrelevante, pero, al margen de ver la posible intervención sobrenatural, la coincidencia de nuestra oración existencial ante la Virgen del Sufragio, de Benidorm, aquel 28/08/76, y la firma del Rescripto el 29/08/76, por pate del Papa Pablo VI, no deja lugar a silenciar un suceso más ocurrido a lo largo de mi larga vida personal.

3.- Hay una conclusión en el referido Rescripto que no corresponde jurídicamente con las peticiones de mi Solicitud, siendo ya Sacerdote Secular Diocesano, según la Tradición, el Derecho Canónico y la expresión popular actual.

En momento alguno se solicita, por mi parte, la expresa “REDUCCIÓN AL ESTADO LAICAL”, que en el Rescripto figura como básica, y se hace sin ninguna explicación lógica y clarificadora; habrá que entender que la Santa Sede, con la obsesión prefijada, aunque solo sea con la simple extensión histórica, como se dice en el mismo documento vaticano, se pasa por alto este legal formulismo, con tal de evitar cualquier posibilidad de dar y conceder el ejercicio del Sacerdocio desde la  realidad matrimonial; pero en este caso, creo, por razones obvias, debería  haber tomado la precaución de explicar por qué motivos otorgan y conceden algo que yo no había solicitado, sino que, literalmente había expresado documentalmente y así solicitado todo lo contrario., es decir:

“LA DISPENSA DEL CELIBATO Y SEGUIR, ADEMÁS, EJERCIENDO EL ORDEN SACERDOTAL, DESDE MI VIDA MATRIMONIAL, POR CREERLO AJUSTADO AL EVANGELIO”.
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