miércoles, 13 de abril de 2016

Diálogos en el Vaticano, 21. AQC. 903


Tiempo de espera

REFLEXOÓN SOBRE SOLICITUD  y DISPENSA

Éramos felices así, pero nuestra felicidad estaba apoyada en un 99 % en la común esperanza de la respuesta del Papa Paulo VI., desde Roma.

Estábamos hospedados en un hotel muy cercano al inicio de la playa Oeste y al lado del barrio antiguo y céntrico, por lo que solíamos asistir a Misa en la Iglesia Parroquial de San Jaime y Santa Ana, un templo neoclásico y enriquecido en arte históricamente un famoso hallazgo de una imagen de la Santísima Virgen allá por el año de 1740, es conocida como  Virgen del Sufragio (también le llaman los oriundos de Benidorm Virgen del Naufragio), y es la Patrona Canónica  de la Villa, pues aparte de otras razones está ubicada justo en la cúspide de cerro o prominencia llamada Canfali, desde la que uno puede contemplar las dos playas, el mar,  la Isleta y gran parte de la bella Ciudad turística.

El anterior párrafo tiene un “por qué” muy personal, pues el día 28 del mes de agosto de 19 76, oímos la Santa Misa en ese templo, nos dirigimos Isabel y yo, con nuestro niño en brazos y, a la capilla de la Virgen del Sufragio y le pedimos, ambos llorando, que nos echara una manita de Madres sobre dos humildes “náufragos” que sentían  ahogarse con el agua al cuello.

En muchas ocasiones acudimos a nuestra fe y vida religiosa y rogamos de forma muy diferente y fervorosa cuando un problema grave nos  acucia.

Sin dar más importancia a esta simple anécdota, y sin ánimo de inventar milagros, la recordamos muy pronto, debido al motivo que os cuento a continuación:

por motivos de trabajo, teníamos que estar en Alcobendas el día primero de septiembre, para atender los exámenes de asignaturas pendientes, actas y la documentación precisa para finalizar la situación escolar de todos nuestros Alumnos/as; este agobio nos distrajo tanto que al final resultó para Isabel y para mi tan esperada y deseada NOTICIA; la llamada del amigo Leovigildo Gómez Amezcua, Sacerdote conocido desde el Seminario Menor y Mayor,  y ahora canciller del Obispado de Guadix-Baza, que con gran satisfacción y alegría, en el momento de escucharme al teléfono me dijo:

“¡Pedro Jacinto!, te llamo en nombre de Antonio, nuestro Obispo;  TE HAN CONCEDIDO LA DISPENSA, os felicito a Isabel y a ti, porque me hago cargo de todo el sufrimiento que estáis llevando; a continuación te envío el Documento Oficial en que el Obispo  te comunica la respuesta del Papa; ya podéis comenzar los trámites para recibir el Sacramento del Matrimonio  el que tanto habéis deseado y esperado; Antonio ya te felicitará pronto.”

En unos días me llegó la comunicación del 13 de septiembre /76, en que el Obispo de Guadix, me reproducía palabras del Rescripto papal. que con el respeto que siempre he tenido, tengo y tendré por nuestra Madre la Iglesia, 

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