martes, 2 de julio de 2013

A.Q.C., DCCCV

Matián en la memoria, 06
Reportaje de un viaje:
Mientras nos acercamos a Cullar, vamos recordando un viejo dicho sobre el Cerro de Jabalcón; un expresión miedosa popular, entre exageración, respeto  y admiración:

“Cuando Jabalcón tiene capa, ni Dios se escapa”.

Recogiendo un fenómeno métereologico mil veces repetido; aunque no haya previsión de lluvia, si se forma una nube sobre la cima de este Cerro, todos los agricultores y pastores del Altiplano saben que se formará una tormenta, a veces de tremebundas consecuencias, por los daños que causa en ls cosechas, personas y ganados; lo viví de pequeño muchas veces, especialmente en la siega y trilla de verano.
A las diez de la mañana llegamos al restaurante Vista Alegre de Cúllar, donde desayunamos con la Señorita Doña Pilar, antigua Profesora de mi Colegio en Madrid.
Unos churros artesanos y un café con leche, que nos resultaron deliciosos.
Retomamos la autopista para dejarla al pasar Pulpíte, subir la cuesta asfaltada, y tomar el camino de tierra hasta llegar a Matián; saludamos el viejo molino de  viento, ubicado de forma excepcional en esta aldea, como escapado de las tierras manchegas por arte de magia; uno de los elementos que marcan un hito en esa  historia  oral que tanto nos admira y atrae.
Nos dirigimos directamente a la Capilla de San Antonio, vestida de limpio, recién pintada para besar con reverencia y lágrimas emocionadas su suelo y altar, donde hace Sesenta y Siete años yo recíbí la Primara Comunión, guiado por la mano de Rosa la de Constante.
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