martes, 8 de enero de 2013

SONETOS CANTADOS, IV

    Sus ojos son estrellas que iluminan
nuestras penas cuando estamos tristes,
sus manos son libación y ungüento 
en muchas heridas de nuestro cuerpo;

sus palabras alivian y culminan
nuestros anhelos  de ser siempre libres,
hacen crecer y dulcifican sentimientos,
transformando en potable el amor nuestro;

Ella cambia nuestra amargura  en gozo,
nunca debe faltar en nuestras vidas,
sin ella jamás puede amanecer.

Ella nos regala  paz y alborozo,
ella, con lágrimas y sonrisas
demuestra lo que vale UNA MUJER.
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