nuestras penas cuando
estamos tristes,
sus manos son libación y
ungüento
en muchas heridas de
nuestro cuerpo;
sus palabras alivian y
culminan
nuestros anhelos de ser siempre libres,
hacen crecer y
dulcifican sentimientos,
transformando en potable
el amor nuestro;
Ella cambia nuestra
amargura en gozo,
nunca debe faltar en
nuestras vidas,
sin ella jamás puede
amanecer.
Ella nos regala paz y alborozo,
ella, con lágrimas y
sonrisas
demuestra lo que vale UNA
MUJER.
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