sábado, 5 de enero de 2013

SONETOS CANTADOS, I

    He dejado a mi mente en libertad,
para que cante a los cuatro vientos
lo que sepa, lo que pueda y quiera;
la he visto alborozada y feliz;

me ha ofrecido un gesto de bondad
colmado de sinceros sentimientos,
en tono de dulzura placentera,
entre sostenidos y bemoles decir:

“Si tu eres un esclavo del amor
a Dios, a las personas y animales,
pones amor en las plantas y piedras,

¡te prestas a estimar hasta el dolor,
y has puesto en tus más altos ideales
abrazado a la cruz como una hiedra!”
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