...las gentes, muy
enfurecidas,
le reclamaban con urgencia y
fuerza:
“hazle callar, por favor;
¡haz callar a esa loca
de atar!”
Él, con mansedumbre suma,
miró con mucho amor a
aquellas gentes,
tuvo compasión de ellos,
de los enloquecidos
celosos:
“la ceguera de los ojos
no os deja ver la fuerza del
amor
de una mujer dolorida,
que ha dado a luz un niño:
Es: una madre.”
NO ESTÁ LOCA.
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