viernes, 31 de mayo de 2013

A.Q.C., DCCLXXXVI

EL MUNDO QUE NOS RODEA, XVIII

Debemos abrir los ojos y ver algo distinto, bueno y hermoso en este mundo que nos rodea por doquier, en que aún queda mucha gente fantástica y maravillosa, en la que podemos confiar y compartir todo lo sano y genial que hay en ell@s y en nosotros.
Salir al campo de mañanita y contemplar el infinito poema de la naturaleza desperezándosde al despertar cada amanecer.
Bañarnos de luz y caricias en la presencia de nuestra Estrella  Sol, que hace germinar la semilla, crecer las plantas y madurar la fruta embalsamada, aromatizada y dulce, tan variada en la foma, el color y el sabor.
Respirar el aire puro que viene a besarnos desde las frescas alamedas del valle o desde los pinares de esa montaña cercana y misteriosa.
Disfrtar cada atardecer con esa irrepetible variedad y  belleza cromática.
Entrar en los entresijos mietriosos y emrujo de cada anochecer.
Esa última mirada que engalana nuwstro lindo cielo estrellado y que dulcifica nuestro lícito descanso y los desconocidos e insólitos suemos,
El mundo que nos rodea está preñado de vida y gracia
que podemos experimentar y gozar en los variados coloridos de las flores, insectos y aves cantoras.
En este mundo que nos rodea, hay muchísimo más bueno que malo; la sutil huella de su Hacedor está presente en cada cosa, plantas, animales o seres humanos, que nosotros miramos con gran alegría y saludamos con generoso amor.
En este mundo podemos ser felices; en vez de tqnto quejarnos, podemos sonreir más y compartir mejor. Basta con querer.
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