Somos conscientes de que en el paso del tiempo
somos vítimas de reclamos comerciales.
¡Cuántas veces hemos adquirido objetos, vestidos
y un cualqier otro capricho sólo por dejarnos llevar de la insistente
publicidad!
Con mucha frecuencia reconocemos que la
reiterativa “canción de sirena” con que nos presentan y nos venden un
producto, es de inferior calidad
de otros que existen en el marcado sin promoción alguna.
Hay una especie de “fiebre financiera”, que
intenta por todos lo medios posibles, meternos por los ojos una mercancía que luego resulta ser
falsificada.
Por comprar barato, a veces gastamos el doble,
al ver que la ganga no servía para nada.
Esta realidad nos rodea en todos los campos de
la relación intercambiaria: alimentación, viajes, hoteles y toda una serie de
servicios que no responden ni satisfacen a toda una clientela de contrataciones
“on
line”;
“sic”: la ganancia se basa en el engaño.
Se promete y no se cumple con lo prometido.
Dichas práticas han fomentado una tal desconfianza,
que está acabando con las bases del propio
sistema comercial internacional serio y seguro.
¡Y...
así nos va!
“¡El pegamento que no pega!, ¡las tijeras que no
cortan! “¡Esta pera está podrida! etc. etc. etc. ...”
... +
No hay comentarios:
Publicar un comentario