"Al salir de una Iglesia me pone la mano un mendigo:
“Una limosna, por favor”
Le pregunto: “Por qué motivo
está aquí pidiendo?”
“porque tengo hambre” – me
responde.
“en este caso lo solucionamos
en seguida; vente conmigo”
entramos en un bar cercano y
el camarero me avisa casi temblando de nervios:
“ por favor, este hombre no
pueda entrar aquí; el dueño me tiene avisado que si atiendo a este tipo de
gente, me despedirá automáticamente”
“en tal caso, nos vamos;
buenos días”
Nos dirigimos a otro bar de
la zona; pedí para él un trozo de tortilla; rechazó beber vino ni cerveza que
reemplazó por una infusión de manzanilla, lo comió todo; pagué la cuenta y
salimos a la calle; le propuse un pequeño trabajo de jardinería; al mismo
tiempo le facilité ropa mejor de la que llevaba, se duchó y le mostré el
trabajo de qué se trataba; me dijo que si le pagaba una pensión para no tener
que dormir en la calle o en algún cajero de la ciudad; le respondí que podía ir
a contratar la pensión para estar tranquilo y empezar a realizar el atado de
unas ramas ya cortadas para cargarlas luego en el camión municipal de recogida
de restos y podas
correspondientes.
Tuve la idea de poner en su
mano 2 monedas para inspirarle confianza y seguridad de que le iba a ir bien a
mi lado; que iba a ganar lo suficiente para sobrevivir dignamente.
Se marchó, trascurrieron
varias horas y no regresó.
A las catorce horas (2 de la
tarde), un amigo cercano me dijo:
“el drogata al que diste de
comer y le prometiste trabajo, está agarrado a la ventana del bar borracho como
una cuba; esto te pasa por confiar en este tipo de individuos.”
Más tarde supe que la policía
municipal lo retiró de la entrada de un comercio para poder abrir la puerta a
las cinco de tarde.
Entre los mendigos
drogadictos del pueblo, me contaron que lo habían enviado a un albergue, del
que se había escapado y vuelto al mismo pueblo y vida tirada de antes; lo
habían encontrado una noche refugiado en un cajero, apaleado brutalmente había
muerto a las pocas horas.
Lamenté todo lo sucedido;
pero he llegado a pensar que, si bien hice lo correcto al “dar de comer a un
hambriento, evitando darle dinero que él hubiese gasto en vicios, cometí el
error de poner luego dinero en sus manos con el que se emborrachó."
Esto merece una crítica.
Esto merece una crítica.
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