AVISO:
ESTIMAD@S AMIG@S
LECTORES:
A continuación cuento
con todos cuantos detalles recuerdo de aquellas entrevistas, según las notas
que tomaba inmediatamente después de cada uno de lo encuentros, juicios,
escrutinios teológicos, o diálogos, como queramos llamar.
Estaba seguro de la
validez y Ortodoxia de mis afirmaciones sobre la necesidad de una actualización
de la Ley del celibato en cuanto a su origen, razones de su obligación,
impuesta a los Sacerdotes Seculares Diocesanos, auténticos sucesores de los
Apóstoles de Jesucristo que, como todos
sabemos, ejercieron su misión desde su vida de casados, trabajadores, sin
cobrar dinero alguno por su predicación ni por la administración de los
Sacramentos, considerando a los que traficaban con la gracia de Dios, por
dineros, unos “simoníacos”,, (aludiendo al incidente de San Pedro y el mago
Simón, que podéis releer en Los Hechos de los Apóstoles, cuando Simón intentó
comprar al Apóstol el poder de hacer milagros).
…….
Me
encontraba en la encrucijada de la razón de mi vida sacerdotal y teológica,
cuyo objetivo primordial ha sido, es y será “VIVIR EL EVANGELIO”, lo que me ha
conducido a ajustar todos mis pensamientos, palabras y obras, al pensamiento,
palabras y obras de Jesucristo:
-
El Evangelio como Código único de mi vida de cada instante.
-
Dar gratis de lo que hemos recibido gratis: Fe, Amor, Gracia y
Sacramentos.
-
Trabajar toda la vida en otra actividad profesional, para mi
sustento y mi familia, compartiendo productos y beneficios con otras familias,
personas necesitadas, trabajadores y comunidad de vecinos.
-
Entender la vida humana, cristiana, social y sexual, como un
deber útil a los demás de colaboración y servicio a nuestro Padre y Creador de
todo.
Si
mi Obispo me comunica los recelos de las Congregaciones Romanas, del Clero y de
la Doctrina de la Fe, sobre mi ortodoxia, por el hecho de haber solicitado la Dispensa
de una ley, la que siempre había pensado que no se ajustaba a la voluntad,
palabras y práctica de los apóstoles elegidos por Jesucristo, así como mis deseos,
expresamente manifestados por escrito en la misma Solicitud, de continuar
ejerciendo el Sacerdocio desde el Matrimonio Canónico.
El
propio Obispo de Guadix, me advirtió que, dada la complejidad de la Curia
vaticana, no iba a conseguir nada; sin embargo, cuando le manifesté ml
necesidad de defender la ortodoxia de la Tesis doctoral y mi derecho a obtener
la Solicitara Dispensa, me entregó una carta para que José María Carda, del
Colegio Español de Roma, fuera conmigo a la Sagrada Congregación para la
Doctrina de la De, ante la cual yo tenía que explicar, defender y defender las
razones teológicas de mi “extraña Solicitud.”
…….
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