No
puedo ni debo, ni quiero,
dar mis lecciones de amor
a nadie que nunca amó;
ni menos a los que amaron,
y mucho mejor que yo.
Mi
deseo es reflexión,
es una experiencia mía
llena de limitaciones,
como cualquier experiencia
y todas las reflexiones;
satisfecho quedaría
si, al borde de este camino
en que compañeros somos,
encontramos una luz,
y, que nos permita ver
con más claridad y tino,
con la experiencia al trasluz,
los aciertos trasversales
que entre todos aportamos
con nuestro sexo y amor,
tan privado que llevamos,
unos “con” y otros “sin” ÉL.
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