sábado, 4 de agosto de 2012

RECORDANDO A UN SANTO AMIGO, 6

    La vida nos arrastró;
y el trabajo cotidiano,
forjando con nuestra sangre,
amasada/ argamasada,
con los ripios de colores
de tantos hermanos pobres,
de pan y conocimientos.
    No supe cuando murió,
y lloré mucho al saberlo;
ya era tarde y no valía;
hubiera estado a su lado,
habría agarrado la esteba,
cuando su mano soltó
aquella cruz del arado,
que durante ochenta años
roturó tierras de almas,
sembrando la Fe en ellas.
.......

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