(NOTA: personal:
Hasta ahora hemos considerado los
distintos encuentros y situaciones; a partir de hoy entramos en la cuarta fase,
escrutinio, de los cuatro que tuvieron lugar durante mi estancia en Roma ante
la Comisión Pontificia, en la sede de la Sagrada Congregación de la Doctrina de
la Fe, en que hubo palabras de todos los tonos y colores, cuyo conocimiento
estará a su alcance.”
Las tres primeras sesiones tuvieron un
carácter conflictivo, a la que e unía el reto de reconocimiento de la Comisión
y la aceptación de defensa teológica de la puntual actualización de la Ley del
Celibato para Sacerdotes Seculares diocesanos.
CUARTO ESCRUTINIO
Para mi, después de la mala sensación
de la tercera entrevista, o escrutinio, del que hablaremos más adelante, estaba
algo preocupado, pensando que me iban a tratar con mayor rigor.
De todas formas el
espacio de mi entrevista seguía siendo el mismo; por eso la sensación inmediata
era la de estar siendo sometido a uno de aquellos “feos juicios de la
Inquisición o obscurantista Tribunal del Santo Oficio”; la cabeza me dolía al
pensar en las graves declaraciones de “herejía, apostasía y condenación a la
hoguera, al patíbulo o al destierro “.
No se veían verdugos con capucha ni
ejecutores con el hacha en la mano;
pero mis recuerdos históricos fueron, en aquellos momentos, terroríficos
y cargados de obscurantismos, caza de brujas y aplastamiento inmisericorde de
galileos, luteros y juanas de arco.
Nos sentamos, ya en la salita, cada uno
en nuestro lugar; el Padre Carda a un lado en la parte derecha de atrás y yo en
un silloncito y con una mesita delante en la que podía apoyar los antebrazos.
Entraron los cuatro miembros de la
Comisión Pontificia, ocupando sendos sitiales, junto a la pared frontal en la
que había colocado una cruz sobre la que yacía el cuerpo muerto y
misericordioso de Jesucristo; le rogué ayuda.<
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