viernes, 26 de febrero de 2016

Diálogos en el Vaticano,9.AQC.896.


(NOTA: personal:
Hasta ahora hemos considerado los distintos encuentros y situaciones; a partir de hoy entramos en la cuarta fase, escrutinio, de los cuatro que tuvieron lugar durante mi estancia en Roma ante la Comisión Pontificia, en la sede de la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe, en que hubo palabras de todos los tonos y colores, cuyo conocimiento estará a su alcance.”

Las tres primeras sesiones tuvieron un carácter conflictivo, a la que e unía el reto de reconocimiento de la Comisión y la aceptación de defensa teológica de la puntual actualización de la Ley del Celibato para Sacerdotes Seculares diocesanos.

CUARTO ESCRUTINIO

Para mi, después de la mala sensación de la tercera entrevista, o escrutinio, del que hablaremos más adelante, estaba algo preocupado, pensando que me iban a tratar con mayor rigor.

De todas formas el espacio de mi entrevista seguía siendo el mismo; por eso la sensación inmediata era la de estar siendo sometido a uno de aquellos “feos juicios de la Inquisición o obscurantista Tribunal del Santo Oficio”; la cabeza me dolía al pensar en las graves declaraciones de “herejía, apostasía y condenación a la hoguera, al patíbulo o al destierro “.

No se veían verdugos con capucha ni ejecutores con el hacha en la mano;   pero mis recuerdos históricos fueron, en aquellos momentos, terroríficos y cargados de obscurantismos, caza de brujas y aplastamiento inmisericorde de galileos, luteros y juanas de arco.

Nos sentamos, ya en la salita, cada uno en nuestro lugar; el Padre Carda a un lado en la parte derecha de atrás y yo en un silloncito y con una mesita delante en la que podía apoyar los antebrazos.

Entraron los cuatro miembros de la Comisión Pontificia, ocupando sendos sitiales, junto a la pared frontal en la que había colocado una cruz sobre la que yacía el cuerpo muerto y misericordioso de Jesucristo; le rogué ayuda.<
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