Se habían anunciado por parte de Don Emilio,
Párroco de la localidad, las charlas de un misionero franciscano que durante
una semana iban a tener lugar en
la Iglesia de Matián; los labradores de las cortijadas de la zona fueron
invitadas a participar; yo vivía en el cortijo de Malagón; una de las vecinas,
la señora Amtonia, la de David, reunió a l@s niñ@s y jónevenes, nos dio una
reducida catequesis para que hiciéramos la Primera comunión; yo era uno de
ellos; y nos presentó al misionero, que comprobó nuestra lasuficiente idoneidad.
El domingo siguiente, día 10 de junio/1.946
fuímos a la localidad de Matián; una jóven señorita, Rosa la de Constante, que
ejercía de Instructora en la escuelita que su padre había habilitado en la plata baja de la
posada que él regía, nos recibió y acompañó durante la ceremonia religiosa de
Primera Comunión.
Para mi fue uno de los TRES días especiales que
marcaron mi vocación al Sacerdocio:
- El primero había sido en
la Basilica de nuestra Señora de la Merced, de mi pueblo de Oria, mi lugar de nacimiento,
cuando en el momento de la Consagración sentí por vez primera mis deseos de ser
y hacer lo que Don Felipe, el Párroco, hacía; lo que sucedió aquel día 8 de
septiembre de 1.942. Yo tenía siete años.
- El segundo día que sentí
tales deseos fue en Matián y en el mismo momento de de Misa; mi edad era de once años.
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