viernes, 7 de junio de 2013

A.Q.C. DCCXCI)I

EL MUNDO QUE NOS RODEA, XXIV
Se habían anunciado por parte de Don Emilio, Párroco de la localidad, las charlas de un misionero franciscano que durante una semana  iban a tener lugar en la Iglesia de Matián; los labradores de las cortijadas de la zona fueron invitadas a participar; yo vivía en el cortijo de Malagón; una de las vecinas, la señora Amtonia, la de David, reunió a l@s niñ@s y jónevenes, nos dio una reducida catequesis para que hiciéramos la Primera comunión; yo era uno de ellos; y nos presentó al misionero, que comprobó nuestra lasuficiente  idoneidad.
El domingo siguiente, día 10 de junio/1.946 fuímos a la localidad de Matián; una jóven señorita, Rosa la de Constante, que ejercía de Instructora en la escuelita que su padre había  habilitado en la plata baja de la posada que él regía, nos recibió y acompañó durante la ceremonia religiosa de Primera Comunión.
Para mi fue uno de los TRES días especiales que marcaron mi vocación al Sacerdocio:

-      El primero había sido en la Basilica de nuestra Señora de la Merced, de mi pueblo de   Oria, mi lugar de nacimiento, cuando en el momento de la Consagración sentí por vez primera mis deseos de ser y hacer lo que Don Felipe, el Párroco, hacía; lo que sucedió aquel día 8 de septiembre de 1.942. Yo tenía siete años.
-      El segundo día que sentí tales deseos fue en Matián y en el mismo momento de  de Misa; mi edad era de once años.
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