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India,
Oliendo
toda a canela
y
a toda clase de especias;
con
las manos recogidas,
en
silencio humilde reza.
Cuna
del recogimiento,
con
el alma trasportada,
entre
el nirvana y el Cielo;
los
monjes y las viejitas,
los
jóvenes y los niños,
sin
olvidar tus ancianos
y
tus parejas de esposos.
Sois
el orgullo del mundo;
la
oración del Universo,
los
maestros del espíritu,
desde
el Gánges de los pobres,
Calcuta
de redimidos
y
el Tíbet entre la nubes.
Hacerme
un sitio, que quiero
ser
cristiano siendo indú;
lo
aprendí cuando pequeño,
con
Gándi, nuestro maestro;
y
me lo enseñaste tu.
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