Cuando
el peligro ronda nuestra vida,
despiertan
facultades que ignoramos;
se
recicla y renueva el pensamiento,
y
se aviva alerta la conciencia.
Ya
no importan experiencias vividas;
ni
los malos momentos recordamos;
se
adormece triste el sentimiento,
y
cobra su sentido la existencia.
La
solución no está en el olvido,
ni
se alivia con trocitos de jamón,
ni
en la droga, tabaco y buenos vinos.
El
enigma se resuelve con amigos;
compartiendo
en familia mucho amor.
Sobre
todo apoyarse en lo divino.
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