+ Amor purificado:
Ayer
te miré mientras tu planchabas
la
ropita de todos nuestros hijos,
y
con tu acento de mujer casada,
fijaste
en mis ojos tus verdes ojos.
No
era la forma como me mirabas,
ni
tu dulce mirada de ojos fijos,
ni
la mirada de mujer cansada,
ni
el atractivo de tu labios rojos.
Era
el mirar de novia enamorada,
era
superación de los abrojos,
que
ambos compartimos en el trabajo.
Era
nuestro amor tornado en balada,
que
ya vencidos los momentos flojos,
vivimos
felices en el relajo.
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