jueves, 12 de mayo de 2016

Diálogos en el Vaticano,34. AQC. 916


Como os había prometido, a partir de mañana, os transcribo los tres primeros Diálogos; los dejé sin publicar, para que no os extrañe esa cierta dureza de los, con se produjeron.

Ahora, que ya conocéis el fina, ya que sabiendo el final podéis comprender mejor el conjunto de todo el proceso. ,podréis comprender mejor el conjunto de todo el proceso.

En la misma entrevista con Antonio Dorado le entregué un documento y el informe del Doctor Cuellar en que constaba el estado de gestación de Isabel sin haber perdido la virginidad e integridad del himen, pues no habíamos practicado el acto sexual completo.

Todo el mundo sabe que, entre hombre y mujer, puede haber una serie de juegos eróticos, más o menos íntimos, por lo que existe la posibilidad de un embarazo no deseado; éramos ambos vírgenes físicamente hablando, y al mismo tiempo ambos estábamos esperando el nacimiento venturoso de un bebé, hijo de unos juegos no suficientemente cuidados; porque ni ella ni yo teníamos experiencia previa sobre este delicado tema; jamás practicamos las relaciones sexuales hasta después de recibir el Santo Sacramento del Matrimonio Cristiano, como había sido siempre nuestro deseo; pero de momento deberíamos vivir, y,  con toda y total entereza, nuestra realidad; por lo que debíamos comportamos como era nuestra mutua obligación, fieles a nuestra conciencia y la fe en la vuluntad del Padre.
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