miércoles, 12 de abril de 2017


MENSAJE.3

LOS SUEÑIS DE NUESTRO MUNDO

En mi constante viajar,
desde mi cuna de Puno,
allá en el  alto Perú,
nunca os puedo olvidar;
todos, sin que falte uno,
sois para mi el oreo tu.

En Nazca, mi Chile lindo,
y el mágico Rapa Nuí,
con mi mamá adoptiva,
canto, sueño, río y brindo
sin olvidarme de ti,
aunque viaje a la deriva.

Bajo las aguas pacíficas,
sobre el alto Teotihuacán,
las cordilleras de fuego
de la profunda atlántica,
Columnas de Gibraltar
O las aguas del Piréo.

Pirámides de Luxor,
Muro de Jerusalén,
Tasli, Petra, Sumeria,
¡tanto sueño y cuánto Amor!
Tibériades, Gólgota, Belén,
Meca, Tíbet, Fúji y Siberia.

Cada uno con su fe,
cada uno con su dios,
“cada loco con su tema”…
Pero, al final, todo es,
lo que nos une, el Amor,
en la paz como en la guerra.

Para la gente normal,
que tiene roja la sangre
y piensa con la cabeza,
no se para a cuestionar,
aparte del Sol y el hambre,
¿de donde viene la fuerza,

que alienta y nutre la vida,
que perdona los delitos
inundándonos de Amor,
fundiendo nuestras envidias,
dominando los instintos
de nuestra naturaleza?

¡EL QUE ES”, PADRE Y CREADOR.
Llámale como tu piensas;
el nombre es lo se menos.
Si vives, es por Amor,
Esencia de la existencia,
lo único que tenemos.

Hermanos de sangre y genes,
yo no veo diferencias
entre creyentes y ateos;
ni estos están seguros.
ni ellos han están sin dudas;
lo demás son apariencias. 

Solo queda una salida,
para andar cierto y seguro,
ser feliz eternamente:
compartir toda la vida
y esperar firme el futuro
tal como ordena la mente.

Luz para todos del Sol
en la eternidad sin tiempo,
late el Espíritu indómito
en un Cosmos que, el Amor,
mantiene en movimiento
de la nada a lo infinito.

Los signos  son evidentes
en cada estrella que brilla,
en la planta que florece,
el rigor de nuestra mente
y en los seres que respiran;
nuestra alma se enaltece,

cuando engendramos los hijos
escuchamos sus latidos
desde su estado embrionario;
se estremece el entresijo,
y quedamos convencidos
que todo es extraordinario.

Tanta sencillez me vence,
me hace llorar de alegría,
me subleva, ya no soy
lo que era siempre,
una hoja a la deriva;
¡ahora s a dónde voy!

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