sábado, 19 de marzo de 2016

Motivos personales de disculpa, S/N



REPORTAJE DESDE BERLÍN:

Aparte el gozo por el nacimiento de un nieto, el viaje a Berlín, acompañado de mi esposa y de mi hija, ha tenido para mi el aliciente de cumplir un deseo, que tenía para mi sesenta años de espera, ya que cuando tenía veinte años, quise acompañar a unos vecinos, para trabajar dos meses en las campiñas germanas.

Alemania, su geografía, sus monumentos, su historia y, sobre todo sus gentes, han llenado todas mis perspectivas; canales navegables, casas unifamiliares, casas  de comunidades de vecinos, construcciones enclavadas entre bosques, se extienden más allá de su centro urbano, la Isla de los museos, presidida por su reconstruida catedral renacentista y barroca, emporio de belleza y arte cristiano.

La impactante Puerta de Brandeburgo, sus aledaños marcados por los recuerdos
  
de una historia reciente que aún permanecen en nuestra memoria infantil, cuyos comentarios bélicos llenaron las veladas de nuestros padres en los años 40 del pasado siglo; ese maldito muro, como todos los muros malditos de la historia, que han impedido el abrazo de tantos seres humanos en los hogares de nuestra convivencia planetaria.

Hoy, miles de personas de toda edad, culturo y condiciones, se acercan cada día, con respeto, con silenciosa curiosidad y asombro, pintando con su imaginación sus kilómetros de pared, a fuerza de borrar las líneas de sangre que la barbarie dejó, clamando paz y justicia.

En el atardecer del domingo, nos acercamos a orar ante el altar, entre los acordes de la Catedral y las palabras de un representante de la ONU, por un cambio de mentalidad para conservar el medio ambiente de nuestro hogar común.

Agradecemos haber sido acogidos por una familia germana, impregnada de todos esos valores humanos, sociales y cristiano, de los que hace gala Alemania, a la que siempre he calificado como la “madre de Europa”, ejemplar, generosa y amable.

DÍAS DE RELAJACIÓN FÏSICA Y ESPIRITUAL

Buscando vivencias religiosas de rancia espiritualidad cristiana, viajaremos a uno de los puntos álgidos de nuestros antepasados neolíticos que, siguiendo la romana Vía Augusta, llegaron hasta esta ciudad ibera de Castulo, capital de la Oretania, en el, hoy, municipio de Linares.

Como sucede en la mayoría de las ciudades famosas por sus extraordinarios pasos procesionales de Semana Santa, es preciso purificar los signos de su aparente idolatría, uno puede encontrar momentos y lugares de intensa espiritualidad en estos tres días de reflexión, meditación y recogimiento, en la reconsideración de los hechos ocurridos hace ya más de dos mil años, cuando un hombre sin tacha murió aplastado por la injusticia de unos ignorantes soldados paganos le crucificaron  por haberse llamado a si mismo Hijo del Padre, y no ser admitido como tal por sus mismos hermanos de raza, a pesar de que muchos de ellos habían sido testigos de sus milagros.

Mientras la mayoría de los ciudadanos, aprovechas estas fechas para descansar de su diario trabajo, junto a una de nuestras numerosas playas, visitando ciudades monumentales o disfrutando de paisajes y esquiando sobre la nieve, también hay millones de gentes participando en actos religiosos en ciudades y pueblos de España y del mundo.

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