Cabeza pensante de la Iglesis
Así puedo entender mejor por qué el
Papa San Juan XXIII le había llamado a Roma en 1962 para que ejerciera como
perito del Concilio ya convocado y en marcha.
También el alemán Cardenal Frings, pidió su asesoramiento teológico.
Su valía como Teólogo estaba demostrada
por sus escritos, libros y doctas manifestaciones en defensa de la pureza de la
Doctrina Cristiana y Católica.
Desde antes del inicio del propio Concilio Vaticano II, se había
convertido, del hijo de un Policía de la región de Baviera, Joseph Ratzinguer,
y de una sencilla ama de casa, María Peitner, nacido en Marktt, el 16 de abril
de 1927 y ordenado Sacerdote el 29 de junio de 1951, en el mejor Teólogo
llamado en Roma, cariñosamente y con
cierta ironía, el danzercardinali,
(según me contó el Padre Carda, cuando yo le pregunté como se llamaba el clérigo alemán, que tanto
había llamado mi atención e impactado); no debía conocer su nombre verdadero,
cuando no me lo dijo; yo no percibí tampoco que se trataba de un teólogo tan
apreciado e incluso seguido por mí desde
1958, en oí citarle por primera vez en una de mis primeras clases de Teología.
Se trataba del mismísimo hombre que el
próximo 25 de marzo de 1977 iba a ser
nombrado Obispo-Arzobispo de Munich-Freising, creado Cardenal el 27 de junio de
1977 por el Papa Pulo VI, participaría
en el Cónclave del año siguiente (1978), que tendría lugar tras la muerte del
mismo Paulo VI, en que sería elegido
Papa Juan Pablo II, del que sería su
mano derecha durante los veintiocho 28 largos años siguientes, para terminar
convirtiéndose en el 265 sucesor del
Primer Papa, Pedro el Pescador de Galilea, Apóstol, elegido por el mismísimo
Jesucristo como SACERDOTE CASADO.
Desde mi entrada en el Seminario, San
Pedro Apóstol ha sido el modelo sacerdotal de mi vida; esto era conocido por
todos mis compañeros, Superiores, Rectores, Directores Espirituales, Sacerdotes
y Obispos que han intervenido de alguna manera, en la ordenación y mis
diferentes actividades como
apóstol misionero.
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