Tt.:
Tomás nos contó desde la “Huasca”:
Siendo yo niño, alguien planteó un
acertijo que no entendí ni supe
comprender ni responder.
Han tenido que pasar muchos años y
hoy puedo resolver el acertijo, como
uno cualquiera de vos.
ACERTIJO:
“¿Cuál es el animal que en la
mañana, anda a cuatro patas; al medio día a tres y al anochecer, vuelve a andar a cuatro patas?”
Quiero que den ustedes la solución,
que estoy seguro de que ya la tienen.
El acertijo viene a colación porque
a nadie debemos ocultar las múltiples limitaciones que vamos teniendo con el
avance de la edad.
Empiezan a aparecer goteras por
todos los poros de nuerstro físico.
Para muchos seres humanos, dichas
limitaciones son motivo de tristeza, depresión; sin embargo para otros es
muestra de reconocimiento de la debilidad de nuestro cuerpo, cosa que nos debe
servir para lograr el equilibrio intelectual y espiritual, que se desarrolla en
un orden de escala superior, y que enaltece nuestra capacidad creativa y
esclarece el auténtico valor de
nuestra dignidad.
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