Rr.: Rosa estaba como ofendida desde
la “Huasca”:
No puedo soportar esta sensación de
viejos chochos pensadores que
soñaron tantos buenos proyectos y
ahora están a punto de tirar la toalla con signos de cansancio y cobardía; casi
la mitad de los presentes no hemos cumplido los treinta años de edad; hemos
puesto nuestra confianza en vosotros, en vuestras excelentes ideas, la valentía
al superar cuantos esfuerzos, sinsabores y sufrimientos, para dejarnos en
herencia, no sólo bienes materiales, que para poco sirven, sino todo un
patrimonio intelectual, cultural y sobre todo espiritual, de incalculable valor.
A estas alturas de la vida, no
podéis flaquear; os necesitamos más que nunca.
Vuestro entusiasmo y
generosidad han sido el acicate
que sustentó nuestra infancia y vuestro coraje y honradez han forjado nuestra
juventud.
No nos falléin ahora, por favor.
... +
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