Cantando para Alcobendas,
cantando para su cielo,
sus arroyos y colinas,
sus casas y sus colegios,
guarderías, institutos,
sus mayos y otras calendas;
al embrujo de su suelo,
a sus valles sin espinas;
aires alegres y egregios
llenos de granos y frutos.
2.-
Soy amante de ALCOBENDAS,
enero de dos mil doce;
tras años en esta Villa,
la villa de mis amores,
mil trabajos y alegrías;
quiero que a este pueblo
vengas
y tengas como yo el goce
de gustar la maravilla
de sus campos, de sus flores,
su clima y sus sinfonías.
3.-
Ciudad Villa de Alcobendas
humilde, agricultora,
industrial y comerciante;
eres universitaria,
deportiva y religiosa;
tu historia son las prebendas
de tu oficio de pastora,
tu sol dulce cual brillante,
pobre, rica, solidaria,
desprendida y generosa.
4.-
Abriste siempre tus brazos
para a todos recibir;
extranjeros, nacionales,
entre tus pechos crecimos;
siempre nos has abrigado
en tus maternos regazos,
nos has visto sonreír,
has remediado los males;
siempre que te lo pedimos,
madre, nos has escuchado.
5.-
Entre tus nobles nativos
aprendimos a tener:
al trabajo duro, amor,
cuando sufrimos, pacientes;
y a la hora de rezar
fuimos orantes activos,
dispuestos a obedecer
con el esfuerzo y calor
de hijos, los más fervientes,
de la Virgen de la Paz.
6.-
Caballeros son tus hombres,
tus mujeres delicadas,
jóvenes encantadoras
y adolescentes audaces;
niñas y niños traviesos;
nunca olvidaré sus nombres;
que en mis horas dedicadas,
cientos y miles de horas,
entre las sombras y luces
tejí, llorando, mis versos.
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