El tipo bohemio es el
más abundante y suele ser el más bullanguero, alegre, sutil y divertido; grupos
de jóvenes de ambos sexos oyen su música preferida, bailan todos los ritmos y
beben cervezas y refrescos sin parar.
Traté de tomar algo de
comida ligera suministrada por los vividores de siempre; no era fácil aburrirse
porque la gente no paraba de ofrecerte las variadas y abundantes chucherías y
recuerdos inútiles que uno tiende a no comprar; no pude evitar a un dibujante pegajoso y pesado, que acabó
por hacerme un “retrato a carboncillo y lápiz, con su marco metálico que he
conservado hasta ahora.
Pronto empezaron a
cruzarse chicas ligeras de ropa que te invitaban sin reparo entre actitudes desvergonzadas y atrevidas
que se convertían en huidas rápidas y ganas de desaparecer de lo que, conforme
trascurrían las horas, se tornaba y se iba convirtiendo en un burdel público y
soez; cuando pasas las horas en grupo, este se convierte en un maravilloso
aliado y protector; como estaba solo, me movía de un lado para otro, despistado,
hasta que, no aguantando más, me dio un sueño tan tonto y progresivo, me fui
alejando de la Plaza.
Eran sobre las cinco
de la madrugada; llegué al Hesperia y me acosté a dormir como un lirón.
Dormí hasta las doce
del medio día y, después de darme una reparadora ducha, fui a tomar un
desayuno/comida en un restaurante de la Plaza del Quirinal; por la tarde visité
los bosques y jardines del Palacio presidencial durante las dos horas que lo
dejaban abierto al público; merece la pena pasear bajo los pinos centenarios y
sus abundantes praderas, viendo flores y fuentes por todas partes.
Por la tarde/noche
tomé una cena más ligera y me acosté para estar a gusto en la Misa Papal y
Cardenalicia del Domingo, 24/05/76.
…….-
“¡Era mi día soñado!-
Como ustedes recuerdan – para lograr mi ENCIENTRO personal con el Papa Paulo VI.
Cada uno podemos hacer una larga lista de días concretos en que el transcurso normal de
nuestra existencia han significado algo grande para nuestra vida, algo que
marca hitos de felicidad, buena suerte, meta lograda o inicio de una muy nueva etapa;
también nuestra vida está marcada de días aciagos, en que todo sale mal, una
desgracia, la pérdida de alguien o algo muy válido y querido en nuestro
cotidiano vivir.
Había una circunstancia
curiosa, porque al llegar de los primeros al abrir las puertas de la Basílica,
me había colocado justo detrás de los sitiales que con antelación se habían
reservados a los nuevos Cardenales; me había sentado al lado del entonces
Presidente (y dictador) de Uganda (recientemente independizada –
27/febrero/76-) el Mariscal Idi Amín
Dada, su esposa y su familia, asistentes
a la creación de su compatriota Emmanuel Kiwuanuka Naubuga, Arzobispo de
Campala, como nuevo Cardenal.
Cuando estos hermanos
grandes y negros como el carbón, me vieron llorar, no sabiendo el motivo de mis
lágrimas, se interesaron por mi, hasta que la señora de Amín dijo:
“ l`emotion toi “
¿non?”
“Uì, madame, uì” – le respondí- merci
beaucoup”.
…….
No pude permanecer en
cama a partir de las siete de la mañana; me levanté con prontitud, me duché y
vestí con traje clerical, tomé mi cámara de fotos y mi tiquet de Entrada, la “Biblia de
Jerusalén”, editada en 1966 por Nácar-Colunga y el libro de participación en la
Misa con la Ceremonia de la entrega del Birrete
a los nuevos Cardenales.
…….
No hay comentarios:
Publicar un comentario