martes, 2 de agosto de 2016

Diálogos en el Vaticano, 63. AQC. 945.



El tipo bohemio es el más abundante y suele ser el más bullanguero, alegre, sutil y divertido; grupos de jóvenes de ambos sexos oyen su música preferida, bailan todos los ritmos y beben cervezas y refrescos sin parar.

Traté de tomar algo de comida ligera suministrada por los vividores de siempre; no era fácil aburrirse porque la gente no paraba de ofrecerte las variadas y abundantes chucherías y recuerdos inútiles que uno tiende a no comprar; no pude evitar  a un dibujante pegajoso y pesado, que acabó por hacerme un “retrato a carboncillo y lápiz, con su marco metálico que he conservado hasta ahora.

Pronto empezaron a cruzarse chicas ligeras de ropa que te invitaban sin reparo  entre actitudes desvergonzadas y atrevidas que se convertían en huidas rápidas y ganas de desaparecer de lo que, conforme trascurrían las horas, se tornaba y se iba convirtiendo en un burdel público y soez; cuando pasas las horas en grupo, este se convierte en un maravilloso aliado y protector; como estaba solo, me movía de un lado para otro, despistado, hasta que, no aguantando más, me dio un sueño tan tonto y progresivo, me fui alejando de la Plaza.

Eran sobre las cinco de la madrugada; llegué al Hesperia y me acosté a dormir como un lirón.

Dormí hasta las doce del medio día y, después de darme una reparadora ducha, fui a tomar un desayuno/comida en un restaurante de la Plaza del Quirinal; por la tarde visité los bosques y jardines del Palacio presidencial durante las dos horas que lo dejaban abierto al público; merece la pena pasear bajo los pinos centenarios y sus abundantes praderas, viendo flores y fuentes por todas partes.

Por la tarde/noche tomé una cena más ligera y me acosté para estar a gusto en la Misa Papal y Cardenalicia del Domingo, 24/05/76.
…….-

“¡Era mi día soñado!- Como ustedes recuerdan – para lograr mi ENCIENTRO  personal con el Papa Paulo VI.

Cada uno  podemos hacer una larga lista de días  concretos en que el transcurso normal de nuestra existencia han significado algo grande para nuestra vida, algo que marca hitos de felicidad, buena suerte, meta lograda o inicio de una muy nueva etapa; también nuestra vida está marcada de días aciagos, en que todo sale mal, una desgracia, la pérdida de alguien o algo muy válido y querido en nuestro cotidiano vivir.

Había una circunstancia curiosa, porque al llegar de los primeros al abrir las puertas de la Basílica, me había colocado justo detrás de los sitiales que con antelación se habían reservados a los nuevos Cardenales; me había sentado al lado del entonces Presidente (y dictador) de Uganda (recientemente independizada – 27/febrero/76-)  el Mariscal Idi Amín Dada, su esposa y su  familia, asistentes a la creación de su compatriota Emmanuel Kiwuanuka Naubuga, Arzobispo de Campala, como nuevo Cardenal.

Cuando estos hermanos grandes y negros como el carbón, me vieron llorar, no sabiendo el motivo de mis lágrimas, se interesaron por mi, hasta que la señora de Amín dijo:

“ l`emotion toi “ ¿non?”

 “Uì, madame, uì” – le respondí- merci beaucoup”.
…….
No pude permanecer en cama a partir de las siete de la mañana; me levanté con prontitud, me duché y vestí con traje clerical, tomé mi cámara de fotos  y mi tiquet de Entrada, la “Biblia de Jerusalén”, editada en 1966 por Nácar-Colunga y el libro de participación en la Misa con  la Ceremonia de la entrega del Birrete a los nuevos Cardenales.
…….

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